Hablemos sobre la legalización de la marihuana en El Salvador

«Nosotros estamos en favor del debate para llegar a mejores decisiones. Lo que conviene primero es desigmatizar el debate mismo; es decir, estar abiertos a la posibilidad de hablar y escuchar las diferentes opiniones en relación con la posible legalización«, dijo en su momento el director del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA) en México, Rafael Camacho Solís.

Lo traigo a colación porque se ha publicado la iniciativa de la «Comunidad Weed» (¿?) por despenalizar y regular el cannabis en nuestro país.

Seamos realistas. No importa que el cigarro y el alcohol hayan iniciado de la misma manera y que esto pueda contribuir a una regulación normal que evite disminuya el ya existente mercado negro, tenemos muchas voces moralistas y religiosísisisisisisimas que se van a cerrar y van a tener acceso a El Diario de Hoy los periodistas más manipulables que difundirán el mensaje de perversión traído por el comunismo con el fin de atrofiar a las mentes jóvenes salvadoreñas.

No importa que Suramérica se caracterice por avanzar más rápidamente en su legislación. Aquí siempre han ganado las voces más cerradas y con más poder económico. Es bien sencillo: Si yo tengo una compañía privada de seguridad, me conviene que haya inseguridad para que contraten a mis hombrecitos armados; si mi economía depende de mis nexos con el narcotráfico, no voy a querer perder una buena tajada haciendo las cosas legalmente. Después van a terminar llevándome preso por evasión de impuestos.

Analicemos las razones que mis compañeros católicos dan aquí para oponerse a la legalización en España (Son abogados, así que podemos oír sus opiniones con más respeto):


1. Todo negocio lícito importante origina un mercado negro tan importante o más (petróleo, armas, obras de arte, metales preciosos, tabaco…)

¿O sea que ahorita no hay ya un mercado negro de donde todo el mundo saca sus porros?

2. La legalización no supondría la desaparición de los actuales capos productores: éstos pueden organizarse en oligopolio como oferentes legales. Sus medios económicos se lo permiten y presionan a favor de la legalización, bajarían los precios, pero éstos se compensarían con un mayor volumen de venta-consumo.

Porque la gente diría «hoy ya es legal, ¡Qué antojo de hacer algo permitido!». Sí, así funciona el mundo.

3. La legalización es una medida que no puede llevarse a cabo en un solo país.

Hay que analizar el caso de Holanda.

6. También hay que responder a: ¿Para quién se legaliza? ¿Para los mayores de edad? ¿Para los que ya son drogadictos? ¿Para los que conscientemente desean empezar a serlo?

¿Nos hacemos esa pregunta con el alcohol y el tabaco? Preguntémosle a las grandes tabacaleras y a la Constancia. A ver qué opinan al respecto.

11. La legalización parcial y controlada ya existe en España: en todas las comunidades autónomas hay programas de administración de metadona para heroinómanos censados. Su resultado es modesto y no ha erradicado el problema.

Uf. Aquí ya hablan de Heroína. Es más cara que la pega de zapato, así que no nos compete. En el tercer mundo nos conformamos con oler los vapores de la gasolina (Poniendo la boca en el escape de la 44) o tomando jarabe para la tos.

Si tiene ganas de leer un análisis más profundo, puede leer las diferencias entre el caso de Uruguay y Estados Unidos, siguiendo este enlace.

También pueden ir a marchar. Tengo la impresión de que esta marcha puede tener más aguante que las que pasaron por «Vanilla Spoon«.

Y no olviden llevar una toalla.

¿Está de acuerdo o quiere mandarme a la chonguenga?